Dios puso a Cristo como luz para las naciones, para que todas ellas pudieran recibir la salvación de Dios (Is 49:6). Cuando vino el Señor Jesús, hubo una gran luz en la tierra de Israel. Esta luz llegó a ser la vida que regenera al hombre. Por una parte, Jn 1:4 dice: En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres, y por otra, podemos ver claramente en Génesis 1 que la luz vino y ésta produjo toda forma de vida. Podemos preguntarnos: ¿Qué fue primero, la vida o la luz? Especialmente en nuestro primer contacto con el Señor, cuando somos pecadores, lo primero que viene es la luz. Dios brilla en nosotros y somos expuestos en esa luz tal cual somos. Cuando se nos predica el evangelio, el Señor brilla en nosotros (2Co 4:4-6). Entonces, cuando aceptamos y recibimos esa luz, el resultado es que obtenemos vida y esta vida nos regenera. Esta es la luz de vida, pues produce vida, es vivificante. ¡Cuando viene a nosotros genera vida en nuestro interior! ¡Así como el sol en el cielo, que al brillar produce y sostiene la vida en la tierra, la luz divina hace que la vida divina germine en nosotros y haga que crezcamos en vida! Primero recibimos la luz y esta luz llega a ser vida y mientras más disfrutamos la vida divina, crecemos en vida y vivimos según la vida divina, se produce luz. La luz produce la vida en nosotros y nuestro disfrute y crecimiento en esa vida genera luz.
La luz divina produce vida y ésta es la salvación de Dios para nosotros, en Su justicia (Is 49:6). La vida de Dios es la consumación de la salvación de Dios, y la salvación, así como el trono de Dios, tiene a la justicia de Dios como su fundamento. Por eso, la vida producida en nosotros por la luz de Dios, que brilla en nosotros, es la salvación de Dios para nosotros –en Su justicia.
La vida que procede de la luz divina nos hace herederos de Dios, en Su vida (Hch 26:18). La luz divina produce la vida divina y esta vida divina nos asegura y nos garantiza que somos herederos de Dios (Jn 1:12-13). Al tener la vida divina en nosotros somos hijos de Dios, por ello tenemos derecho a heredar a Dios con todas Sus riquezas, de manera legal según Su justicia. Si no tenemos la vida divina que es producida por la luz divina, no tenemos derecho a heredar las riquezas de Dios. Sin embargo, cuando recibimos en nosotros Su vida, que es traída por Su luz, recibimos el derecho a heredar a Dios en vida.
La vida producida por esta luz, crece en nosotros. Este crecimiento de la vida hace que ésta llegue a ser nuestra vida de iglesia y alcanza su consumación en la Nueva Jerusalén en la eternidad (Ap 21:2-3). ¡Alabado sea el Señor! Cuando la luz brilla, viene la vida. Esta es la vida divina que crece en nosotros cada día. Ejercitamos nuestro espíritu al tocar al Señor y lo escuchamos en nuestro interior. Seguimos el sentir de la vida y la paz, y la vida divina en nosotros crece y se desarrolla. La vida divina dentro de nosotros llega a ser la vida de iglesia hoy, que es un lugar (la vida de iglesia) llena del crecimiento divino. Esta vida divina, que crece y se desarrolla llegará a su consumación máxima como la Nueva Jerusalén, la ciudad de vida, donde la luz resplandece (Dios el Padre como la Luz resplandece a través del Hijo como la lámpara) para producir vida que crece (el árbol de la vida, el agua viva… todo esto es la vida).
¡Alabado sea el Señor por Cristo como la luz dada a las naciones para ser nuestra salvación! ¡Sólo necesitamos cooperar con el Señor para recibir esta luz, y la luz divina en nosotros germina, crece, se desarrolla y finalmente alcanza su consumación en la Nueva Jerusalén! Esta vida divina es la vida indestructible (Heb 7:16), incorruptible (2Ti 1:10), verdadera y eterna de la que debemos echar mano (1Ti 6:19). ¡Más vida, más luz! ¡Más luz, más vida! [Del Estudio-vida de Isaías tal como es citado en la Palabra santa para el avivamiento matutino del estudio de cristalización de Isaías (2)] [read this portion in English also via, God gave Christ as a light to the nations that He might be God’s salvation to all the world!; intro via, Christ is the light to the nations!]
¡Continúa brillando en nosotros, Señor Jesús! ¡Que tengamos más vida y más crecimiento en vida por Tu continuo brillar! ¡Gracias por ser la luz de la vida, la luz que trae vida! ¡Que sigamos bajo tu brillar y que sigamos creciendo en vida! ¡Te alabamos, Señor, por el derecho a disfrutar y heredar a Dios! ¡Dios es nuestra herencia y este derecho nos es dado por la vida divina en nosotros! ¡Crece más en nosotros, Señor!
Hermanos, estoy buscando iglesia, estoy en finlandia. Soy de Mexico, pero me vine a vivir un tiempo a este pais. Porfavor una iglesia rn la que pueda reunirme.
DIOS les bendiga que bueno fue nuestroDios al venir a darnos luz ahora que la luz queDios nunca falte y nunca se apge para que seamos luz en las tinieblas y poder alumbrar a los que toda via no conosen esa luz tan maravillosa qu es