¿Escucharon el mensaje 37 del sitio web AgeTurners.com? El título es La disciplina de Dios. El tema de introducción es: ¿Cómo sabemos que somos hijos de Dios auténticos? Lo sabemos pues tenemos un Padre que no sólo nos ama sino que también nos disciplina como Sus hijos (Heb 12:7). En este mensaje veremos la razón tras la disciplina de Dios y aprenderemos qué hacer cuando estemos bajo disciplina. A continuación dos pequeñas porciones del disfrute de este mensaje [pueden escucharlo online (en inglés) en este enlace: The Discipline of God, mp3].
¡Qué mensaje tan disfrutable! ¡Aleluya, Dios nuestro Padre celestial nos disciplina para que seamos entrenados y perfeccionados! Dios a menudo nos disciplina como todo padre que disciplina a sus hijos, para enseñarnos ciertas lecciones y que participemos de Su naturaleza santa. Necesitamos desarrollar un temor (respeto) por Dios normal y saludable. Es difícil para nosotros conocer, disfrutar y perseverar si este temor santo no está en nosotros. Necesitamos que este temor de Dios sea infundido en nosotros. En el tiempo en el que vivimos no existe este temor de Dios; las personas piensan que pueden hacer cualquier cosa que quieran sin consecuencias, pero la Biblia nos dice que Dios es verdadero y que un día vendrá para juzgar a todos. Vendrá el día en el que todos efectivamente creerán que Dios existe. Hoy se burlan de esto pero ese día creerán en Su existencia. Por ello, nosotros debemos aprender ciertas cosas en nuestra vida cristiana. Somos hijos verdaderos de nuestro querido Padre, por eso nos sujetamos a Su disciplina. Hebreos 12:5 dice:
Y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por Él;
Hay dos tipos de reacciones que podemos tener cuando Su disciplina viene a nosotros. Podemos bromear y burlarnos O podemos estar tan desalentados que nos rendimos completamente. Hebreos 12:6 dice: “Porque el Señor al que ama, disciplina”. Esto significa que, como hijos de Dios, así como en nuestra familia terrenal, somos disciplinados, porque el Señor quiere entrenarnos y educarnos. A Él le gustaría enseñarnos muchas lecciones. Él quiere que todos nosotros seamos como Su Hijo amado, el Señor Jesús. Necesitamos ser la reproducción de Jesús. Por esto hay muchas lecciones que aprender y situaciones por las que pasar. No lo veamos como un castigo, sino como un adiestramiento para ser perfeccionados. Esta es una señal del amor del Señor hacia nosotros. No nos dejará ir; no nos dejará comportarnos salvajemente, inapropiadamente o descuidadamente. Si el Padre no nos disciplina, esto significa que no somos Sus hijos. Pudiéramos ser hijos falsos o ilegítimos, pero como hijos verdaderos que somos, tenemos que respetar la disciplina de nuestro Padre. Hebreos 12:10 dice:
Porque ellos, por pocos días nos disciplinaban como les parecía, pero Él para lo que es provechoso, para que participemos de Su santidad.
Él nos disciplina para nuestro provecho. No es por herirnos, sino para que aprendamos y ganemos algo y seamos participantes de Su santidad. Esta es Su naturaleza, que debe ser forjada en nosotros, labrada y constituida en nosotros. Es mediante la disciplina que llegamos a participar de ella. Necesitamos ejercitarnos cuando nos encontramos bajo disciplina. Esto produce fruto de justicia, que está relacionado con la vida. En nuestra vida cristiana, como jóvenes, podemos ser sueltos y descuidados en la manera en que hablamos, nos comportamos, comemos, gastamos nuestro dinero o nos vestimos. No vivimos al Señor; en lugar de eso expresamos nuestras propias opiniones, hablamos y bromeamos acerca de cosas espirituales de manera muy ligera, lo que puede ofender al Señor. Algunas veces no nos percatamos absolutamente de esto. En estos casos el Señor pudiera permitir que algo sobreviniera sobre nuestras vidas. Nuestra salud física pudiera verse afectada, podemos estar involucrados en algún accidente o perder el trabajo. Siempre que algo nos sucede, Dios trata con nosotros como Sus hijos. Él hace esto para ganar nuestra atención, que nos detengamos y nos abramos a Él. Él quiere tener comunión con nosotros y que veamos qué quiere Él que aprendamos. No tratemos este asunto de manera ligera e irresponsable porque pudiéramos necesitar otra situación en nuestras vidas, quizás más severa que la anterior, para aprender la lección que no aprendimos la primera vez.
En Isaías dice que a lo largo de nuestro camino, Él puede permitir que nos ocurran cosas. Esto llega a ser senda de juicio. Entonces, debemos ir a Él con un corazón franco y arrepentido y decir: “Señor, brilla en mí; No quiero volver a ser el mismo. Me arrepiento y me vuelvo a Ti ¿Qué lección tienes para mí?” Mientras el Señor nos está castigando, debemos esperar por Él en esta senda de juicio para aprender la lección que Él nos está mostrando. El juicio de Dios siempre nos enseña lecciones de justicia. Hacia allí vamos. Ese es nuestro camino. Dios quiere que permanezcamos en justicia. La Novia ataviada para Su Esposo en Apocalipsis está vestida con la justicia de los santos, las lecciones de los santos. Isaías 26:9 dice:
Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia.
He disfrutado que necesitamos verdaderamente escuchar al Señor y permitirle que brille en nosotros. Si estamos bajo Su disciplina, seremos adiestrados y perfeccionados para llegar a ser como el Señor Jesús. Dios no nos disciplina para meramente castigarnos o dañarnos; Él nos disciplina porque es nuestro muy querido Padre. Él nos conduce y nos guía cada día para que participemos de Su santidad [testimonio de la hermana Grace L. acerca de su disfrute del mensaje 37 en el sitio web AgeTurners.com].
¡Oh, Señor Jesús! ¡Necesitamos Tu disciplina, Señor! Me he dado cuenta de tantas cosas mientras escuchaba este mensaje. Como jóvenes somos sueltos, tan sueltos con respecto a muchas cosas que hacemos. Necesitamos la disciplina del Señor. ¡Gracias, Señor, que tu disciplina proviene únicamente de Tu amor, Señor, y que esta disciplina es para nuestro adiestramiento y perfeccionamiento! ¡Señor Jesús, Te necesitamos tanto!
Un punto muy dulce que me impresionó es que en los problemas más pequeños podemos encontrar la disciplina que Dios ha predestinado, para que lo busquemos y aprendamos de Él como hijos. Como jóvenes no debemos dejar pasar esta oportunidad en que el Señor nos cuida y atiende, sino volvernos a Él siempre que podamos para ser perfeccionados. ¡Oh, Señor, todos Te necesitamos más cada día, ablanda nuestros corazones para ti, Señor! [Testimonio del hermano Richard S. del mensaje 37 en AgeTurners.com] [read these testimonies also in English via, as children of God we are under The Discipline of God – podcast #37 on AgeTurners.com]
Amado Señor gracias por tu amor disciplinador te Amo mi JESUS