El Señor nos presenta un requisito supremo; un requisito que es el más elevado de todos – ser edificados los unos con los otros en el Dios Triuno. Sí, es posible que amemos a los santos, que seamos espirituales y fieles a las prácticas de la manera ordenada por Dios – cosas todas buenas y que todos debemos hacer – pero ¡si no somos edificados no estaremos cumpliendo con el requisito más elevado y excelente de Dios! ¡La virtud más excelente de alguien que sigue al Señor es ser edificado con los santos para llegar a ser el Cuerpo de Cristo, en el Dios Triuno! ¡Dios no nos mide y evalúa meramente/principalmente de acuerdo a regulaciones morales o principios espirituales, sino según Su Casa, Su edificación! ¡En Ezequiel 43 vemos que Dios le dijo al profeta que mostrara el diseño de la casa al pueblo y se lo describiera a ellos! El asunto central no es la moralidad, la espiritualidad, ni siquiera las prácticas auténticas de vida (como invocar el nombre del Señor, orar Su Palabra o tener un avivamiento matutino cada día) – necesitamos ser medidos según la casa de Dios. ¿Alcanzamos el estándar de Su casa? ¿Estamos conformados según Su casa? ¿Nuestra espiritualidad coincide con la casa de Dios? ¿Actuamos de acuerdo a nuestra medida -nuestra función, nuestro hablar, nuestro hacer- dentro del orden y el diseño de la casa de Dios? ¿Estamos edificados con solidez? Estas preguntas y estos asuntos deben llegar a ser nuestra realidad – ¡Dios nos mide según la unicidad que experimentemos, según nuestro funcionar en la medida que Él nos ha asignado y según nuestra edificación real!
Una de las cosas más tristes para un cristiano es llegar a cierta edad de su vida y no ser edificable – él no puede ser edificado, no está edificado y no puede ser edificado juntamente con otros. Desde luego, puede ser un buen hermano/hermana fiel al Señor en la vida de iglesia, pero no edificable. Por ello es necesario que experimentemos esa urgencia delante del Señor hoy para llegar a ser los materiales apropiados para la edificación divina; ¡que seamos transformados para ser edificados/edificables! Especialmente mientras somos adultos jóvenes, necesitamos darnos cuenta que la esencia de nuestras experiencias espirituales NO ES MERAMENTE ser útiles para el Señor, aprender a asumir responsabilidades o cuidar/pastorear otros creyentes, etc – sino, y principalmente, ¡llegar a ser edificables! ¡Este proceso incluye el quebrantamiento, la disciplina del Espíritu, la transformación auténtica y entrar en la edificación! Cuando uno está en la edificación, cuando se es parte de ella, no es necesario “recordar lo que es la edificación”, que incluye la manera en que ésta se vive, etc – ¡Estaremos siendo edificados juntos y viviremos en la realidad de la edificación de Dios el resto de nuestras vidas! ¡Estando en la edificación, oraremos, estudiaremos la Biblia, perseveraremos en el ministerio, serviremos, predicaremos el evangelio – dentro de la edificación y por la edificación! De otro modo, nos encontraremos en el ministerio, disfrutaremos al Señor, cuidaremos a otros, conoceremos la Palabra de Dios – y aún así ¡llegaremos casi a los sesenta años y no seremos edificables! ¡Cuánto necesitamos amar al señor de manera activa y pedirle con súplica que nos haga edificables, para que podamos ser efectivamente edificados y convertirnos así en expresión funcional del Cuerpo de Cristo con todos los santos!
¡Necesitamos que el Señor nos infunda el deseo, el anhelo por Su edificación! Esto es algo por lo que podemos orar y que podemos pedirle al Señor que lo haga en nosotros, pero no podemos hacerlo por/en nosotros mismos. ¡Necesitamos que el Señor en nosotros multiplique el deseo que está en Su mismo corazón, que es el anhelo por la edificación, hasta que se constituya en nosotros, llegando a ser parte de nuestro ser! Nuestra oración es como la de los israelitas en relación con la reedificación del templo,
¡…que Tu voluntad llene nuestros corazones con el deseo profundo de hacer Tu voluntad, preservar y cumplir el mandamiento de edificar el templo santo, así como el santuario que Moisés estableció a los pies del Monte Sinaí, como Salomón edificó en el Monte Moriah y los hijos de Israel reconstruyeron… como en los tiempos antiguos!
Que nuestra oración por la edificación del Cuerpo de Cristo y porque lleguemos a ser edificables sobrepase aquella oración por la reedificación del templo físico. ¡Necesitamos venir al Señor con urgencia y sentir esta urgencia por este asunto y suplicarle que nos convierta en estas personas! [Inspirado en el mensaje 11 del Estudio de cristalización de Isaías (2). Read this portion in English also via, The highest and supreme requirement for a Christian is to be built up and be buildable]
¡Señor, fórjate en nosotros! ¡Edifícanos más en el Dios Triuno! ¡Que seamos edificables –los que son edificados para llegar a ser el Cuerpo de Cristo! ¡Sálvanos de quedar intactos, en nosotros mismos y no ser edificados! ¡Señor, sentimos gran urgencia por este asunto – que seamos cristianos edificables! ¡Queremos aprender esta lección única – ser edificados! ¡Gánanos no como cristianos buscadores, individuales y espirituales, sino como miembros del Cuerpo, edificados con otros santos junto a nosotros! ¡Señor, edifícanos en el Cuerpo y como el Cuerpo de Cristo!
4 thoughts on “El requisito supremo y más elevado para un cristiano es ser edificado y ser edificable”
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