Por un lado, somos creyentes en el Señor que, personalmente, vamos en pos de Él y por otro, somos aquellos que vivimos para el propósito de Dios en la vida de la iglesia, como iglesia. Hemos visto el principio de los grupos vitales en la Biblia. Es imposible que solamente “vivamos la vida de iglesia” de una manera general. Necesitamos estar concreta y diligentemente relacionados con los otros santos, y específicamente vinculados con aquellos miembros que están más próximos a nosotros en el Cuerpo, junto a los cuales el Señor nos ha puesto. Si alguien le preguntara: ¿Con quién está usted edificado? ¿Quién le conoce verdaderamente a usted y su situación y permanece junto a usted / ora con usted cada día? ¿Qué respondería?
Todos compartimos una necesidad: Tener compañía. No obstante, la manera adecuada para tener un grupo vital NO ES organizar uno, ni es el resultado del esfuerzo natural. La manera que tomamos es la manera de la vida, es decir, yendo al Señor de una manera desesperada y presentándole nuestra situación. Personalmente queremos ser vitales: vivientes y activos según la vida divina. Esto comienza a partir de uno mismo, cuando, en la luz del Señor veo que no he estado teniendo frutos para desde hace un tiempo y que no le estoy amando de manera ferviente. Hasta conozco muchas cosas en la Biblia y sobre el Señor, pero… ¿Por qué no estoy ardiendo hoy por Él? Al venir al Señor, hay algunos pasos muy simples con los cuales podemos ser avivados:
- Podemos ser avivados, es decir, vitalizados, al tener una comunión absoluta, clara y detallada con el Señor continuamente. Ante todo necesitamos detenernos, aún cuando queramos hacer algo para el Señor. Primero deténgase y tenga comunión con el Señor. Tenga una comunión con Él que sea absoluta. Significa que hemos de abrirle al Señor todo nuestro ser para permitirle que brille en nosotros.
- Podemos ser avivados, es decir, vitalizados, mediante una detallada y profunda confesión delante de Dios de nuestros pecados, transgresiones, fallos, defectos, errores y malos procederes, ya sea que estén ocultos o no. También es necesario hacerlo delante de los hombres. Mientras vamos confesando, el Señor irá brillando en nosotros y seremos expuestos en Su luz. Necesitamos confesar todo aquello que la luz del Señor nos muestre. ¡Pongámonos de acuerdo con el Señor y confesemos! Asimismo, todo mal que le hayamos causado a alguien, debe ser confesado delante de los hombres, siempre que el Señor nos lo muestre en Su luz y nunca por nuestros deseos naturales.
- Podemos ser avivados, es decir, vitalizados, al consagrarnos al Señor de manera absoluta y minuciosa junto con todo aquello que tenemos, somos y hacemos. Después que dejamos a un lado la impureza y confesamos nuestros pecados de manera minuciosa, solamente nos queda darnos,es decir, entregarnos al Señor. Hemos de darle pleno acceso a nuestro ser, al darle nuestro completo consentimiento para que opere en nosotros. Le damos al Señor nuestro permiso para que se forje en nosotros más, nos vivifique más y nos haga más activos de manera apropiada.
- Podemos ser avivados, es decir, vitalizados, al orar desesperadamente y sin cesar (1Ts 5:17). Después que nos consagramos, tenemos una vida de oración sin cesar. Orar es negarse a uno mismo y decir: “Señor, No puedo hacerlo/ ser de tal manera/ realizar tal cosa, pero Tú sí puedes, por eso, dependo de Ti”. Oramos sin cesar al invocar el nombre del Señor y abrir nuestro ser a Él.
- Podemos ser avivados, es decir, vitalizados, al ser saturados del Espíritu, que nos llena y que rebosa. Cuando tenemos comunión con el Señor, confesamos nuestros pecados, tenemos una consagración completa y cabal, y oramos sin cesar con desesperación, somos llenos del Espíritu y Él llega a rebosar, siendo el poder y la capacidad divinos para obrar. Interiormente, somos llenos del Espíritu y en el exterior, somos revestidos de Él.
Esto es la manera de la vida (divina) y es tan orgánico/normal. Cuando el Señor brilla en nosotros a causa de nuestra comunión profunda y completa con Él, comenzamos a confesar todo lo que Él expone en Su luz, y esto nos lleva a una consagración normal. Entonces nos damos cuenta de nuestra profunda necesidad del Señor, así que oramos sin cesar. Mediante estas prácticas que son según la vida divina, somos llenos, saturados y permeados por el Espíritu. Esta es la manera en que llegamos a ser vitales con El Señor. Cuando hacemos esto personalmente con el Señor, Él nos enviará un compañero, alguien que también está desesperado delante de Él en cuanto a su condición espiritual y su situación. Alguien que también arde por Él. De esta forma llegamos a ser vitales juntos, llegamos a ser un grupo vital. En Su tiempo, El traerá a otros santos al grupo para que todos juntos seamos vivientes y como resultado, seamos activos.
Todo esto comienza cuando nos detenemos y venimos al Señor, hablando con Él primero, presentándole nuestra situación y nuestra condición, y abriéndonos a Él completamente.
¡Señor, que emprendamos el camino de la vida para ser avivados! [read this portion in English also here via being desperate before the Lord regarding our spiritual condition, we want to be made vital by Him – part of a vital group!]
9 thoughts on “¡Estar desesperados delante del Señor en cuanto a nuestra condición espiritual, queremos ser avivados por Él, ser parte de un grupo vital!”
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