Si verdaderamente prestamos atención a Fil 1:19, veremos que es un poco sorprendente lo que el hermano Pablo dice allí:
Porque sé que por vuestra petición y la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi salvación.
¿Nuestra salvación no proviene del Señor? ¿El Señor no nos salva? ¿De qué salvación se habla aquí? Sí, el Señor es quien nos salva y Él es nuestra salvación; pero por otro lado, Él nos ha colocado en el Cuerpo, así que nosotros necesitamos tener comunión y orar con los otros miembros del Cuerpo, inclusive visitar y compenetrarnos con las otras iglesias para poder ser salvos y perfeccionados. Cuando vemos algo incorrecto en la vida de iglesia o en el recobro del Señor, si permanecemos en el disfrute de la comunión de los apóstoles y la comunión de la vida divina, iremos a la comunión y oraremos por ello con los santos, no murmuraremos o criticaremos en ningún momento. Esto lo hacemos para encontrar la guía del Señor y mejorar la situación, para el beneficio de todos los santos. Estamos en el Cuerpo de Cristo para siempre. Es aquí donde vivimos, nos movemos y donde se encuentra todo nuestro ser. Necesitamos la comunión con los hermanos, orar y compenetrarnos verdaderamente con todos ellos y con las otras iglesias. Así como la circulación de la sangre en el cuerpo humano destruye los gérmenes, elimina los residuos y refresca/suple a los miembros; en el Cuerpo de Cristo la comunión entre los miembros y entre las iglesias destruye las cosas negativas, refrescando, fortaleciendo y enriqueciendo los miembros y las iglesias.
La manera de permanecer saludable es “recibir más sangre y dar más sangre”, es decir, permanecer en la comunión, la circulación, de la vida. Si tenemos comunión con los otros santos y con las demás iglesias, seremos salvos y promoveremos espontáneamente la sanidad del Cuerpo. Si existe algún problema o falta de paz, aquel será eliminado y ésta será restaurada en la comunión. Si encontramos situaciones no muy positivas y problemáticas, o si hay algún asunto que parece no tener solución, todas estas cuestiones deben ser tratadas en la comunión en el Cuerpo de Cristo. Por ello Pablo pudo decir que mediante la petición de los santos tendría su salvación. Cuando tenemos comunión, nos abrimos a los santos y los santos se abren a nosotros; cuando nos compenetramos y visitamos, abrimos nuestra propia situación y vemos la situación de los otros. Al ver y sentir cómo se encuentran los demás, oramos los unos por los otros, vamos al Señor y permanecemos frente a Él por causa de ellos. ¡De esta manera, todos seremos suministrados y salvos mediante nuestra petición y la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo! Algunos santos en algunos sitios pudieran tener algunas opiniones con respecto a otros santos en otros lugares. A través de la circulación, la comunión entre los santos y entre las iglesias, estas opiniones están siendo eliminadas y barridas de entre nosotros. “La circulación de la sangre” en el Cuerpo de Cristo, que es la comunión entre los santos y entre las iglesias, quita completamente las cosas negativas de nuestra localidad y ¡nos trae el elemento fresco y nuevo del suministro en el Cuerpo de Cristo!
¡Intentad esto! No es hasta que tenemos más comunión con los hijos de Dios que el fluir en nosotros se incrementa, nuestras dificultades son quitadas y los “gérmenes” son eliminados. Cuando tenemos comunión con el Señor y lo tocamos/alcanzamos como nuestra Cabeza, tocamos/recibimos la vida divina. Cuando tenemos comunión y nos compenetramos con los santos, los miembros del Cuerpo, también tocamos y recibimos la vida [divina]. La comunión entre los miembros a menudo hace que el suministro de vida fluya en/hacia nosotros, y descarga/saca cualquier cosa que no debe permanecer en nosotros. La comunión entre las iglesias, en la compenetración del Cuerpo de Cristo, quita cualquier diferencia, cualquier opinión [concepto individual/natural emitido por nosotros] y cualquier cosa negativa, además, suministra y fortalece a los santos para que sigan adelante todos juntos. Hay algo en todos los santos, los miembros del Cuerpo, que es capaz de incrementar el fluir en vida en nosotros cuando tenemos comunión… [disfrute del Entrenamiento para ancianos, volumen 10: El ancianato y la manera ordenada por Dios, por el hermano Witness Lee; read this articles in English also via, The fellowship and prayer with the other members in the Body is our salvation!]
¡Señor, gracias porque somos miembros de Tu Cuerpo! ¡Sálvanos de ser cortados de la comunión del Cuerpo! ¡Señor, que todos oremos y tengamos comunión juntos! ¡Gracias que hay vida al tocar la Cabeza y que la vida fluye cuando tenemos comunión con los miembros! ¡Libera la comunión en el espíritu, Señor, entre nosotros y los otros miembros! ¡Libera la compenetración entre las iglesias! ¡Señor, compenetra todo Tu Cuerpo y gana un Cuerpo edificado y saludable para que sea Tu expresión!
9 thoughts on “¡La comunión y la oración con otros miembros en el Cuerpo es nuestra salvación!”
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