Esta semana entramos al mensaje titulado Sacar el agua con gozo de las corrientes de la salvación en el Estudio de cristalización de Isaías (1). Hoy se me recordó el hecho de que la mayoría de los problemas y murmuraciones en la vida de iglesia se deben a la escasez del Espíritu de vida. El pueblo de Israel murmuraba en el desierto contra Dios y contra Moisés porque tenían sed y Dios no les reprendió ni les dijo que eso estaba mal. Dios sabe que nosotros necesitamos un suministro. Necesitamos beber… Necesitamos a Cristo como el Espíritu de vida fluyendo en nosotros para satisfacernos todo el tiempo. Cuando no bebemos de Él y cuando no recibimos el suministro de vida no somos felices.
Si tenemos poco del Espíritu de vida, el cual está tipificado aquí por el agua, nos metemos en problemas o los causamos. Necesitamos estar bebiendo del Señor continuamente en nuestro interior y que Él de forma continua fluya desde nosotros hacia los que están a nuestro alrededor. Si no es así, culparemos a los demás y pelearemos con Dios porque estamos muy sedientos. Como vemos en el libro de Números, Cristo como la roca YA ha sido herido y nos sigue siempre disponible para nosotros para cuando lo necesitemos. La primera vez Dios le dijo a Moisés que tomara la vara y golpeara la peña. El Señor Jesús fue también golpeado en la cruz por la vara de la ley de Dios y el juicio de Dios, y de Su costado fluyó sangre y agua (Juan 19:34). Cuando el Señor fue atravesado en la cruz, de Él salió sangre (para la redención y el lavamiento de los pecados) y agua (para la regeneración y el suministro a los creyentes) (ver la nota correspondiente en el Nuevo Testamento versión recobro).
Hoy solamente necesitamos tomar la vara (aplicar la muerte de Cristo en nuestra situación) y hablarle a la peña (hablar a Cristo al ejercitar nuestro espíritu). Nosotros no necesitamos “golpear la peña” otra vez. No ha de haber esfuerzo de nuestra parte. Todo lo que debemos hacer es aplicar la muerte de Cristo a nuestra situación; de esta manera experimentaremos al Cristo crucificado. Entonces, solo tenemos que hablarle con un corazón abierto: ¡Señor, gracias porque Tu Espíritu fluye hoy! Hablamos y creemos esto, de esta manera, ¡solamente beber! Siempre que estemos sedientos, solo hablémosle a la peña, que significa hablarle a Cristo. Él no está lejos, allá en los cielos o en cualquier otra parte remota, Él está en nuestro corazón y en nuestra boca (Ro 10:9). Ahora que el Espíritu ya ha sido dado, no es necesario que Cristo sea crucificado nuevamente para que el agua pueda fluir. Solamente hemos de tomar la vara (la muerte de Cristo aplicada a nuestra situación específica) y hablar a la roca (no a manera de súplica, sino con seguridad, llenos de fe).
Cuando nuestra sed ha sido satisfecha, estamos felices y no tenemos problemas. Sin embargo, cuando tenemos sed y el suplir de vida es escaso, enfrentamos muchas dificultades. La manera de recibir este suministro fresco de vida es muy simple: Abrir nuestro corazón y nuestra boca y llamar al Señor, teniendo de esta manera comunión con Él, orando en fe. La sencilla invocación de Su nombre, ¡Oh, Señor Jesús! hará que nos volvamos a “tomar un sorbo”, a beber del agua de vida. Esta agua de vida cubre todas nuestras necesidades, nos refresca, nos vigoriza, nos vivifica y nos fortalece para que vivamos a Cristo. [read this portion in English via take the rod(apply the death of Christ to your situation) and speak to the rock(speak to Christ in faith)!]
¡Oh, Señor, queremos mantenernos fuera de los problemas al beber de Ti! Gracias por recordarnos que solo necesitamos venir a Ti y hablarte para poder beber. ¡Que no se suspenda el fluir del Espíritu en nuestro ser!
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